Con el corazón
caliente y estas sabanas frías anhelo tu regreso,
Caliéntate
las ganas y susúrrame al oído lo inclemente que será tu ausencia, veré yo, si
la guardo entre los anaqueles de la paciencia o la desecho entre lo corredizo
de tus dedos en mi cuerpo.
Apiádate
de esta alma cansada de luchar y con tu mirada en el horizonte, deberías
promover estos deseos, espárcelos en tu memoria y que no se te olvide mi
existencia con lo que llevo cargado a cuestas.
Encárgate
de esta mi hora, de este momento donde mis pensamientos me hacen esperarte...
Y reconquístame,
así sea desde tu trinchera lejana, con tus ojos color melaza, endulzando mi atención
y olvidando por momentos… todo esto que soy...
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