Encuentro III

¡Regresaste! Tu ausencia es mi culpa, culpa de mis emociones desbocadas, estas aquí, te acercas, siento que te vas de nuevo, me haces saber que sigues allí, ya no depende de mí, no depende de ti, me acaricias el cabello, siento mi piel erizarse, te extrañaba, siento esas dichosas maripositas, cada pensamiento se enfoca en ti y en mi, me alejo de este mundo, el contacto mutuo es mas profundo, es mas real, tus labios se pasean por mi cuello, yo solo cierro los ojos, no quiero desperdiciar cada segundo que estas conmigo, mi cuerpo reacciona a tus caricias, tus manos recorren mi cuerpo, sí, soy exclusivamente tuya, lo sabes, ya no necesito detallar tu rostro, ya no quiero saber quien eres, ahora sólo quiero sentirte, únicamente quiero que fundas todo tu amor en mí, sólo quiero compartir mis sueños, mis deseos, mis amaneceres contigo, que alucinación tan maravillosa es tu ser, guardo cada segundo de estos encuentros fugaces en mi mente y me encanta poder liberarlos cada vez que la ansiedad trata de jugar conmigo, ahora tus manos se unen a las mías y elevan una plegaria al cielo como señal de que estamos emancipados del pasado, de los rencores que nos ataban, de la soledad que había en nuestros corazones, ya los preparativos que necesitábamos culminaron, solo esperamos la respuesta, llega de nuevo ese abrazo y un beso con sabor a despedida, mi fe se incrementa, me da la esperanza de otro encuentro, no para separarnos sino para el renacimiento de nuestras almas ávidas de amor…