El alcohol recorre la sangre,
provocando tempestades emocionales, como un volcán a punto de estallar, estas
hormonas locas y desbocadas en busca de satisfacer el impulso de sentir. Pezones
erectos, piel de gallina, terreno preparado para este tembloroso encuentro con
necesidad del roce de pieles calientes.
Vista nublada, mente creativa y
liberal, no hay límites de tiempo ni de ideas cuando el cruce de miradas les
hace saber que se conocen de antes, se reconocen sensaciones pasadas, vuelos eróticos
al pasado, esos dedos exploradores y fanáticos, fundidos en pasiones
desgatadas, esta vez, la diferencia se acompaña con un suave aliento etílico que
hacen olvidar esos encuentros de lujuria dolorosa y deshonrosa.
Fuente: Google |
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